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ARTÍCULOS LIBRES
Vila Costa - Harracá | Innovación educativa y tecnologías. Aportes teóricos y reexiones prácticas.
TRAMAS SOCIALES • N° 05 | ISSN: 2683-8095
referimos a los vínculos entre el docente, su modo
de enseñar y el formato que van asumiendo los “ar-
tefactos” que se utilizan en la mediación del conoci-
miento. En ese desconcierto, la formación en Tecno-
logía va como una parábola de un extremo al otro,
pasa de los instrumentos a las conceptualizaciones,
de las teorizaciones a las técnicas, siendo aún difí-
cil encontrar un punto de equilibrio en la formación
docente (…) El cambio se asocia a mejora y las tecno-
logías se asocian a él, lo que permite su legitimidad
y sobre-valorización. (Sabulsky y Danieli, 2016, p. 60)
Sobre este punto va a profundizar, mencionando que “la
presencia de las tecnologías entra en tensión con la di-
námica escolar, las expectativas de los actores escolares
y la misma tarea pedagógica”, lo cual produce que la in-
clusión de tecnologías “no se traduce en una transforma-
ción de las prácticas escolares con un sentido didáctico”.
De esta manera “el aparato aparece despojado de sus fi-
nes, de los intereses que porta y hasta de las mediaciones
culturales y simbólicas que posibilita o no” (Sabulsky y
Danieli, 2016, p. 68). Todo esto, a su vez genera a un do-
cente pensado “como un agente ejecutor técnico de las
decisiones tomadas por otros, desconociéndose y hasta
negándose las mediaciones subjetivas propias de la tarea
de enseñar” (p. 69). Queda una pregunta latente: “¿puede
el dispositivo de formación revisar y desarmar la visión
instrumental fuertemente arraigada durante biografías
personales y trayectorias formativas?” (p. 71).
En el artículo de 2020, Sabulsky retoma estas relexio-
nes. Allí sostiene que “son las estrategias metodológicas
propias de cada docente las que instituyen las tecnolo-
gías”, en tanto considera que “en un primer momento, la
complejidad de la tecnología desbordó al propio método,
pero una vez pasado el tiempo de la urgencia y asumien-
do que se trataba de un proceso prolongado, las eleccio-
nes sobre qué tecnologías, para qué y cuándo, volvieron
a enmarcarse en la planificación” (p. 38). En este marco,
avanza con otra re lexión:
La intensificación del uso de tecnologías no debería
encandilarnos. La apropiación por “ensayo y error”
debería dar paso a la planificación criteriosa, y el pen-
samiento operativo, que hoy ha permitido resolver de
modo práctico una situación coyuntural, debe habili-
tar una mirada relexiva sobre la propia práctica (…)
La tarea vuelve a demandar lo colectivo, la presencia
de las instituciones y la intervención de políticas pú-
blicas que habiliten una pausa y generen el espacio
para aprender de lo vivido una vez que volvamos a
habitar la escuela real. (Sabulsky, 2020, pp. 38-39)
El artículo cierra con una definición contundente. Nos
indica que: “Las tecnologías no solo son pantallas que
median, son extensión en las formas de hacer, de pensar,
de comunicar, tanto de maestros como de estudiantes”.
También es un llamado de atención sobre la propia prác-
tica docente: “Quizás en las escuelas de la “nueva nor-
malidad” nuestras prácticas de enseñanza encuentren
en la tecnología una cierta aliada, con menos disputas
y menos miedos. Pero también con mayor nivel de res-
ponsabilidad al incluirlas con sentido político, además
de didáctico” (p. 40). Resulta de interés entramar esta
perspectiva con los aportes del artículo de 2016, donde la
autora nos recuerda que:
esta situación socio-técnica encaja, guarda absoluta
coherencia, con un modelo de escuela y un modelo
de formación docente general (tanto inicial como
continua). Por un lado, encontramos una gramática
escolar marcada por un modo de funcionamiento
escolar donde la transmisión es vertical y unilateral
(del docente al alumno) así como simultánea, diri-
gida a alumnos percibidos como homogéneos en
características y procesos y donde las tecnologías
son vistas como meras herramientas que auxilian al
docente en la transmisión. Por el otro el modelo for-
mador se ha sostenido en una lógica técnico-racional
y en la necesidad de formar al docente [para] ejecu-
tar desde un conocimiento práctico. La formación
docente en tecnología, por su parte, carga con una
historia difícil de revertir, su origen instrumentalis-
ta le da una impronta que no es fácil de modificar.
(Sabulsky y Danieli, 2016, p. 76)
Queremos avanzar aquí con algunas perspectivas pro-
pias sobre estas profundas relexiones en torno a los
múltiples sentidos en tensión que conviven en el campo
de las tecnologías educativas. Consideramos que las mis-
mas nos invitan a explorar miradas alternativas y trans-
versales que pudieran enriquecer este debate. Como vi-
mos con las propuestas de Burbules y Callister, Peirone,
Libedinsky, Litwin y Maggio, dentro del campo hay in-
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