TRAMAS SOCIALES • N° 05 | ISSN: 2683-8095
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ARTÍCULOS JÓVENES
La palabra de la otredad en
primera persona
The Word Of Otherness in the rst person
Ricardo González
Natalia Yael Jaime
Eliana Verónica Quiles
Resumen
Este artículo es la construcción colectiva emergente del trabajo final realizado
para el Seminario II “Otredad y otredades, relexiones desde la filosofía exis-
tencial y la sociología cultural” correspondiente a la carrera Licenciatura en
Sociología durante el ciclo lectivo 2020. En el marco de esta temática, como
equipo de trabajo, nos dispusimos a indagar sobre la forma en que las/los su-
jetos desde su corporeidad “están” y desde su subjetividad “son” en territorios
hospitalarios y no hospitalarios de acuerdo al lugar que se ocupa en la estruc-
tura social.
Las decisiones metodológicas se basaron en el uso de la estrategia cualitativa
e historia de vida. La unidad de análisis fue una mujer trabajadora docente
de 52 años oriunda del departamento de Caucete y un hombre trabajador in-
formal de limpia parabrisas de 24 años, cuyo departamento de residencia es
Rawson; ambos de la provincia de San Juan.
Foto de Alan Cabello
Recepción: 21/05/2023
Aceptación: 07/09/2023
Ricardo González. Estudiante en la ca-
rrera de Sociología. FaCSo. UNSJ.
ricardo.unsj@gmail.com
Natalia Yael Jaime. Estudiante en la
carrera de Sociología. FaCSo. UNSJ.
yaeljaime@hotmail.com
Eliana Verónica Quiles. Lic. Y Prof. En
Sociología. Miembro de la Dirección de
Mujeres, Derechos Humanos y Diversi-
dades de la Municipalidad de Caucete.
Docente Universidad de Congreso. Do-
cente ISFD Marina Vilte.
elianaquiles1@gmail.com
Palabras clave
Corporeidad, Subjetividad, Otredad,
Territorio
Keywords
Corporeality, Subjectivity, Otherness,
Territory
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ARTÍCULOS JÓVENES
Pudimos inferir que la expresión objetiva de los cuerpos y la dimensión sub-
jetiva de los/as sujetos se corresponde con el territorio de pertenencia en re-
lación al lugar que se ocupa en la estructura social desde donde se han cons-
truido sentidos y significados sobre un “el/la” y sobre un “nosotros/as” lo que
semantiza, de manera implícita y explícita, la diferencia social y humana, de-
velando la “incómoda” otredad eje de nuestra investigación. Esta, a veces, tan
“bonita” y aceptable y otras veces tan “fea” y anormal que se torna inaceptable
y que desde nuestro trabajo se presenta en primera persona.
Abstract
This articleis the collective construction emerging from the final work
carried outfor Seminar II “Otherness and other nesses. Relection from
Existential Philosophy and cultural sociology, corresponding to the
Bachelor’s Degree in Sociology. With in the frame work of this theme,
as a work team, we set out to investigate the way in which subjects “are
from corporeality and “are” from subjectivity in hospital and non-hospital
territories according to the place they occupy in the social structure.
Methodological Decisions were based on the use of the qualitative life history
strategy. The unitofanalysis was a 52 years old female teacher worker from
the department Caucete and a 24-year-old male windscreen wiper worker,
both from the province of San Juan, whose department of residencies
Rawson.
We conclude that the objective expression of the bodies and
thesubjectivedimensionothesubjectscorrespondstotheterritoryobelonging
in relation to the place occupied in the social structure from where senses
and meanings have been constructed about a “them” and an “us” which
semantics, implicitly and explicitly, the social and human diference,
revealing the “uncomfortable” otherness. This sometimes so “beautiful” and
acceptable and other times so “ugly” and abnormal, and which in this work is
old in the first person.
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Introducción
Históricamente las sociedades han construido estereo-
tipos de bellezas con respecto a la imagen de los y las
sujetos en tiempos y espacios particulares, correspon-
diéndose con cánones establecidos entre lo “normal y lo
anormal, lo “civilizado e incivilizado. Lo primero remi-
te a parámetros de la corporeidad, lo segundo a la forma
subjetiva de ser. Esta construcción ha tenido y tiene un
peso específico en Latinoamérica ya que los procesos de
conquista y colonización han acentuado y profundiza-
do la concepción eurocéntrica sobre el origen indígena,
condición subalterna que más tarde se hará y hace a los
pueblos afrodescendientes. Aquí históricamente se hizo
presente la cosmovisión de “un ellos” y “un nosotros” pri-
mero, para luego “pasar” a un “ellos” versus “nosotros”,
esto sustentado en un proceso de diferenciación y alte-
ridad radical. Esta semantización de opuestos (Spivack,
1985) ha fomentado de manera intensiva y extensiva di-
versas maneras de discriminar.
Argentina posee un índice creciente de denuncias por
discriminación en lo que se refiere a lo estético y a la cla-
se social. Ambas causantes se ubican en primer lugar a
nivel nacional, dato que según INADI registra con 26.975
denuncias durante el año 2008 a 2019. Así es como la apa-
riencia o aspecto físico-racista-estética (discapacidad,
estatura, tatuajes, color o largo del pelo, presencia de ci-
catrices o marcas corporales) y situación de pobreza, son
motivos de estigmatización que llevan a la “separación”,
exclusión, segregación, apartamento ya que no se cum-
ple con el estereotipo establecido históricamente por la
sociedad colonizada y consumista. Estas acciones tam-
bién están dirigidas a los migrantes interprovinciales,
de países latinoamericanos y de continentes como Asia
y algunos países pobres de Europa. En cuanto a los ám-
bitos donde se ha vivido y vivenciado la discriminación
podemos mencionar: laboral, educativo, administración
pública, barrio, vivienda, empresa, comercios, medios de
comunicación organizaciones culturales, redes sociales e
internet, familiar, locales de entretenimiento, fuerzas de
seguridad, poder judicial, eventos sociales, entre otros
tantos (INADI, 2020, p.8). San Juan, para el año 2020
registra 437 denuncias, aunque no se debe desconocer
que muchas de estas acciones no son declaradas judicial-
mente, ya sea por desconocimiento, por temor, acostum-
bramiento o no se detectan a tiempo.
No obstante, no debe sorprendernos, avisos escritos exal-
tados en colores, tamaños y letras, carteles en las puertas
de comercios y hoteles entre otros, con el epígrafe “la casa
se reservan el derecho de admisión (de esas corporeidades
diferentes”). Estos rótulos son portados por una o un su-
jeto periférico/as, condicionado por un espacio cultural
que se hizo “sin permiso” para “estar” en los bordes del
mundo “normal” y “aceptable” (Sosa, 2009).
Hoy estar al “borde” implica “disponerse” aún contra la
propia voluntad a ser y estar expuesto/a situaciones de
violencias; pues son los cuerpos quienes “delatan” el te-
rritorio donde residen y viven los y las sujetos. De allí que,
según la procedencia será la forma de “ejercer” la violen-
cia: sea a través de la desafiliación social, desascripción
y descaracterización identitaria, racismo, xenofobia,
relegación y discriminación, entre tantas otras mani-
festaciones que son expresiones concretas y reales de in-
conformidad ante lo “diferente”. Concepción esta última
aprendida valorativamente según el territorio donde se
“habita” y se producen las interrelaciones que sustentan
la construcción social para sí de “otro/a” con un discurso
e imagen de “dominio” de los mismos y un “otro/a” sub-
alterno. Es entonces como consideramos necesario hoy
“repensar, en el marco de la discriminación y/o negación
de la diversidad conocer y comprender cómo desde lo es-
tético como mujer y desde la condición social de vulnera-
ble como hombre se habita el mundo propio y el mundo
de otros/as; cómo es “estar y ser” hoy en nuestra sociedad
y en este tiempo donde los cuerpos se “deslucen” pronto,
rápido, convirtiendo al sujeto en víctima de una mirada
cualificativa y calificativa de ser malos/as y buenos/as,
lindos/as y feos/as, normales y anormales.
Esto último nos provoca la posibilidad de reanimarnos
para buscar formas y maneras de construir un nuevo
“traje, más amplio, más ceñido, más rústico, más con-
servador, con más o menos colores y así dejar de “vestir
[con] el traje de la maldad gratuitamente” (Valko, 2010,
p. 42) a quienes no cumplen con el estereotipo esperable
en una sociedad “fragmentada” donde la discriminación
y el racismo parecen volverse impunes, comunes y natu-
rales contra las otredades para así volvernos “unicidad.
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2. Referencias Teóricas
La realidad, es una construcción social la cual se hace ob-
jetiva en los significados subjetivos que los individuos le
dan a ésta, construyéndose así, el mundo intersubjetivo
de la realidad cotidiana caracterizada por el sentido co-
mún que naturaliza las lógicas constitutivas de la vida
social. En este proceso el papel que juega el lenguaje como
ordenador, como modelo aprendido con reglas y normas
es muy importante ya que a través de éste se estructuran,
se “da forma” a las dimensiones objetivas (corporeidad)
y subjetivas (ideas, pensamientos, proyecciones) de los/
as sujetos en los distintos escenarios institucionalizados.
Estos últimos anteceden al individuo y garantizan un or-
den lo que lleva a que los/as sujetos actúen en ellos de
manera rutinaria volviéndose habitual. Estas edificacio-
nes se trasladan a la escena social a través de la palabra y
la acción en diversos territorios de la vida cotidiana, con-
formando las bases para las distintas formas de relacio-
narse otros/as, un “ellos/as”, donde se puede “visualizar
claramente cómo aparecen socialmente manifestadas
las regulaciones culturales [construidas] en torno a las
diferencias que se escriben en los cuerpos” (Figari, 2003,
p.131) y en otras dimensiones. La otredad es ése
sujeto periférico (…) narrado y contado por otro, visto
a través del otro y representado a través de los rasgos
interpretados por otro () Aquel sujeto que no ocu-
pó un posicionamiento en el orden de la producción,
quedó excluido del proceso de construcción social de
la realidad y de la producción social de los discursos.
Esta exclusión constituyó una especie de otredad in-
capacitada de tener una voz aceptada o simplemente
escuchada. Esta voz debió permanecer en silencio.
Es allí donde la prohibición se marca como un senti-
do de exclusión para generar la valoración negativa
de la diferencia (Sosa, 2009, p. 360).
Esta condición de la diferencia que puebla el mundo
social construido de innumerables significaciones que
atraviesan la vida de hombres y mujeres con “total” nor-
malidad. Aquí se hacen presentes múltiples dimensiones
que coexisten y son parte del existir de los/as sujetos
desde donde las miradas “giran” en torno al mundo pro-
pio y ajeno con “preceptos” socio-culturales enseñados y
aprendidos que han “tallado” formas de “estar y ser” con
“coordenadas temporo-espaciales” parecidas sino igua-
les. “Estar” desde una corporeidad y “ser” desde la sub-
jetividad. Entendiendo por corporeidad “el cuerpo como
soporte material de la vida la cual se manifiesta a través
de la dimensión subjetiva y objetiva institucionalizada”
(Quiles, Gonzalez, Jaime, 2020, p.23); es la expresión ob-
jetiva de “estar en” con un color de piel, con formas fí-
sicas, con perfumes y olores. Por su parte, la dimensión
subjetiva se refiere al “ser en”. Aquí se ubican las valora-
ciones, las creencias y las emociones; éstas últimas “son
experiencias humanas que dependen de una particular
familia de creencias contextuales en relación con un ob-
jeto significativo que las suscita” (Nussbaum, 2006). La
densidad” de estas emociones, sentimientos generan la
presencia de un o una sujeto denominado abyecto gene-
rando, en lo concerniente a lo estético, repugnancia e in-
dignación hacia el otro que está pero que no debería. Es
el rechazo en su máxima expresión.
el ser abyecto es precisamente la otredad, que se
configura como un universal, un significante vacío
por contraste, siempre ficcionalmente representado
desde el universal hegemónico que fija el sentido do-
minante. Un vacío pleno de contrastes que, sin ser
otra cosa, comprende todos los posibles sentidos que
la sutura -en su relación de alteridad- estableció, dio
Imagen N°1: Mujer, distorsión frente al
espejo
Fuente: banco de imágenes libres pexels:
https://www.pexels.com/es-es/license/
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nombre y constituyó como diferencia (Figari, 2007
en Figari, 2013, p. 138).
La otredad es un sujeto moderno/a y su origen está en la
unificación que históricamente se ha hecho de las pobla-
ciones los países conquistadores y colonizadores desde
donde se tuvo la impertinencia de establecer parámetros
unificadores de la población lo que permitió identificar
un nosotros y “unos otros/as”. Estos últimos son diferen-
tes, rústicos y desemejantes a lo conocido como normal.
“identidad y otredad se entrecruzan y se constituyen mu-
tuamente; el mundo blanco y eurocéntrico crea al “otro”,
en la medida en que le impone unas formas específicas
de conocer y habitar el mundo (Quijano, 2000).
Entonces mirar y sentirse otro/a se aprende en el marco de
las pautas culturales de los agentes de socialización, lo que
varía de acuerdo a las posiciones en la estructura social y
en el territorio. De la primera se participa pues los/as suje-
tos “no se someten sólo a reproducir las dirigencias de ta-
les estructuras, sino que la participación de los individuos
es progresiva a los cambios que se derivan en él y en las
estructuras mismas de la sociedad” (Quiles, 2020, p. 42)
En cuanto al territorio aquí los/as sujetos se posicio-
nan desde las diversas y adversas formas de “estar” y
“ser” en el territorio el cual se convierte en el “soporte”
de los cuerpos, pues se lo significa como hospitalario
(contiene, alberga, sostiene) o no hospitalarios (recha-
za, incomoda, excluye, expulsa). El territorio no refiere
únicamente a la dimensión geográfica o al espacio, sino
que incluye otros elementos como la economía, la orga-
nización social- familiar de los seres sociales, la cultura,
la política, entre otras partes; es un espacio en que los ac-
tores construyen pro cesos sociales que permiten a su vez
cuestionar determinadas relaciones de poder. Es, como
lo señala Schneider, “una cons trucción social del espa-
cio que ocurre de forma colectiva en tre los individuos y
las instituciones que están en el territorio” (Schneider y
Peyré Tartaruga, 2006, p. 20). Aquí la otredad y las otre-
dades se construyen y reconstruyen a través de un proce-
so dialéctico de territorialización, des-territorialización
y re-territorialización. La territorialización refiere a que
el/la sujeto identifica un significante a quien se le da un
sentido y significado que lleva a que estos/as se apropien
del espacio y se “sientan parte de él, he aquí la importan-
cia de “administrar expresiones importantes de poder en
la construcción del mundo y en la forma de representar-
lo” (Sosa, 2009, p.361). La desterritorialización implica
el cuestionamiento de su habitabilidad, haciendo una
ruptura con el sentido de pertenencia del territorio en el
cual se está por decisión o por circunstancias adversas a
sus posibilidades de elegir. A posteriori de este proceso
se inicia la reconstrucción de lo simbólico, lo significa-
tivo emergiendo el sentido de estar y pertenecer a ése
lugar y así alcanzar la re-territorialización del mismo.
La otredad en este proceso de apropiación, desapropia-
ción, y reapropiación del lugar “participa” desde su lugar
de relegación, es decir desde su marginalidad, exclusión
o expulsión social. La exclusión “pone el acento en estar
por fuera del orden social (…) el excluido es meramente
un producto, un dato, un resultado de la imposibilidad
de integración” (Duschatzky y Corea, 2007, p. 17 y ss.). Es
quien se queda fuera del sistema, y el estado continuo
y el deterioro de esta condición, hace posible “pasar” al
estado de sujeto expulsado, “un des-existente, un des-
aparecido de los escenarios públicos y de intercambio.
El expulsado perdió visibilidad, nombre, palabra, es un
“nuda vida (...) ha entrado en el universo de la indiferen-
cia porque transitan por una sociedad que parece no es-
perar nada de ellos” (Duschatzky y Corea, 2007, p. 24).
Entonces hablar de territorio implica el intento de desdi-
bujar, y mejor aún “borrar, la frontera entre el adentro y
el afuera, permitiendo el “movimiento” brusco o silencio-
so de las significaciones y los sentidos de quienes buscan
“estar y ser” de la mejor manera posible, es aquí donde se
está como otredad. Desde aquí es desde donde se mira,
se percibe, se interpreta, se comprende y se participa del
mundo en el cual se piensa la diversidad y lo diferente
como amenaza.
En este sentido hay una percepción antagónica del otro
que irrumpe mi existencia, me interpela me cuestiona,
es contrario a la mismidad que me constituye, el otro
me desacomoda, me desestructura me deconstruye, es
hostil se presenta ante mi como peligroso, entonces lo
construyó como hostil lo pienso fuera de la centralidad,
de mi propio yo, de mi mismidad, para colocarlo en un
otro descentralizado de mí, al margen- sujeto periférico
a mi centralidad - próximo (prójimo), pero distinto con
límites de tolerancia e intolerancia.
Hay una demarcación de límites desde la perspectiva
de la tolerancia, se marcó una frontera desde lo tolera-
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ble como única instancia racionalmente posible desde
donde aceptar al otro (Dussel 1998) lo cual establece una
forma no violenta, racional frente a lo hostil. Hay aquí
una coproducción de territorios no hospitalarios, que je-
rarquiza la interrelación con los otros en un espacio po-
sible aceptación (tolerable). Ahora la verdadera ruptura
consiste en ir más allá de la tolerancia, avanzar hacia la
hospitalidad, estaríamos frente a una tolerancia que se
desborda a sí misma y que supone no caer después en los
mismos efectos que se cuestionan, ya que el gran cues-
tionamiento de la tolerancia es que la propia mismidad
que la sostiene, encierra una circularidad que empieza y
termina en mi forma de ver y pensar el mundo dentro
de ciertos límites. Solo se trata entonces, de una mirada
ampliada, light con rostro humano. En cambio, el salto
transgresor consiste en salir de esa circularidad tolera-
ble hacia la elaboración de territorios hospitalarios, des-
deuna perspectiva que busca la recepción del otro sin
condicionamiento, sin hostilizar, sin discriminar, es una
instancia superadora de la tolerancia.
El otro no es ya meramente “tolerado” pasiva o negativa-
mente, sino que es “solidariamente” respetado activa y
positivamente en su alteridad (Dussel 1995). Recuperan-
do la perspectiva de Enrique Dussel, la alteridad es el sa-
ber pensar el mundo desde la exterioridad alterativa del
otro, lo que tiene como consecuencia el reconocimiento
del otro como otro diferente al sí mismo, a través del en-
cuentro cara acara con el otro, el oprimido, el pobre; es
decir, alguien que se escapa del poder del sujeto y que
responde más bien a una experiencia y una temporalidad
que no le pertenecen al sí mismo. El otro, siendo definido
por Eduardo Sousa como “el principio filosófico de alter-
nar o cambiar la propia perspectiva por la del otro, con-
siderando y teniendo en cuenta el punto de vista, la con-
cepción del mundo, los intereses, la ideología del otro, y
no dando por supuesto que la de uno es la única posible
(Sousa 2011, p. 27); por lo tanto, como primera aproxi-
mación al término alteridad se puede decir siguiendo
a Sousa (2011) que este se aplica al descubrimiento que
el yo hace del otro, lo que hace surgir, no solamente una
amplia gama de imágenes del otro, sino también visiones
múltiples del yo. El pensamiento y la libertad sostiene Le-
vinas. nos vienen de la separación y de la consideración
de otro distinto, diverso. (Levinas1961, p.127). Destaca el
autor que, en la relación con el otro, reside una ruptura
con una gran idea tradicional, la de la excelencia de la
unidad, la privación de lo univoco. Para Levinas la sepa-
ración de lo uno, el acto mismo de la individuación, es
la instancia que permite la socialidad. La relación con
el otro se cumple como servicio y como hospitalidad. El
sujeto ético se conserva en su alteridad, en su relación
“no alérgica” con el Otro. Esta hospitalidad está dada por
el carácter de “anfitrión” que Levinas atribuye al sujeto
que recibe al rostro. Una hospitalidad que a su vez im-
plica una no-tematización del otro. En el “cara-a-cara” la
separación se hace evidente y otorga los lineamientos de
la existencia subjetiva (Levinas,1961).
3. Decisiones metodológicas
Las decisiones metodológicas se basaron en el uso de la
estrategia cualitativa de la historia de vida. Esta permite
traducir la cotidianeidad en palabras, gestos, símbolos,
anécdotas, relatos y constituye una expresión de la per-
manente interacción entre la historia personal y la histo-
ria social (Puyana,1994, p.186)
Así, metodológicamente buscamos acceder al universo
significativo, sus emociones, experiencias, significados
y otros aspectos subjetivos sobre la corporeidad y la di-
námica de la estructura social desde la mirada y com-
prensión de una mujer trabajadora docente de 52 años
del departamento de Caucete y un hombre trabajador de
limpia parabrisas de 24 años, cuyo departamento de re-
sidencia es Rawson; ambos de la provincia de San Juan.
4. Resultado y análisis
En el presente apartado se expone el análisis del relato
de quienes narraron su historia de vida, lo que permitió
encontrar e identificar categorías teóricas que detallan la
forma subjetiva y objetiva de “estar y ser” en la sociedad
de este tiempo.
A continuación, se ordenan en el siguiente cuadro las ca-
tegorías y subcategorías identificadas para su posterior
análisis:
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111González - Jaime - Quiles | La palabra de la otredad en primera persona
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Fuente: Elaboración propia- año 2020
Cuadro N°1: Orden categorial y subcategorial
Categorías Subcategorías
A. Situar la corpo-
reidad adentro y
afuera
A.1. Estar adentro
A.2. Estar afuera
B. Estructura vin-
cular primaria
B.1 Estructura
vincular primaria
prescripta
B.2 Estructura
vincular primaria
no prescripta
C. Corporeidad
y concepción de
otros
C.1 Estica como
manifestación de
clase
C.2 Internalización
del cuerpo
Imagen N°2: Jóvenes lavacoches en las calles
de San Juan
Fuente: Foto original de trabajo en territorio.
Noviembre 2020
Categoría A. Situar la corporeidad en el adentro y
en el afuera.
Esta categoría comprende la ubicación de la corporei-
dad y la subjetividad de los entrevistados en territorios
territorializados desde donde construyen y conciben su
realidad, el “de ser” y el “de estar” socialmente hoy, desde
el trabajo, la clase social, la socialización y el lugar donde
atraviesan sus vidas explicitado esto en el relato de Patri-
cia y Renzo. La comprensión integrada de tales dimen-
siones implicó repensar la territorialización, es decir, el
modo y la forma en que ambos entrevistados significan
el lugar donde están, apropiándose del mismo y signifi-
cando como propio. Esto les da una particular forma de
pensarse en ese territorio en que actúan cotidianamente
lo que permitió construir dos subcategorías, una refe-
rente al relato de Patricia denominada: Estar “adentro”
y otra coincidente con lo manifestado por Renzo cuyo
nombre es: Estar “afuera”.
Subcategoría A.1. El estar “adentro”
Considerar un enunciado cuya composición y significa-
do esboza literalmente una posición en un lugar como es
“adentro”, fue pensada y re lexionada desde el abordaje
y la conjunción de los fundamentos teóricos, pero sobre
todo desde la comprensión de los relatos expresados. De
allí que la palabra declarada del y de la entrevistada no
solo plantea “quién se es”, sino que además nos expre-
sa “donde se está” en territorio. Por ello, consideramos
que la subjetividad y la corporeidad de la entrevistada,
en primera instancia, son definidas, por ella y construi-
da desde su lugar de origen donde transitó su crianza.
Patricia, nos mencionó que el departamento donde na-
ció fue desde siempre su lugar de residencia, este espa-
cio-geográfico advierte acerca de la territorialización
transcurrida durante su vida, pues nos dice:
Mi vida siempre ha transcurrido en este departamento,
soy nacida y criada en Caucete Patricia
Esta descripción, señala la noción de pertenencia al mis-
mo. Seguidamente, el relato de la entrevista, manifiesta
cómo además de la identificación del lugar como propio
también indica que no sólo su trayectoria temporal de
vida, sino que su estructura familiar se ha conformado
bajo la idiosincrasia y los modos socialmente aceptables
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112Gonlez - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
y bien vistos en su departamento de residencia.
Toda la vida una vida muy tranquila mi madre maestra
toda su vida y mi padre comerciante y mis hermanos me-
nores  somos de una familia bastante conocida por la
trayectoria de mis padres  por sus actividades hizo que
fueran conocidos Patricia
El territorio, en relación al lugar ocupado en la estruc-
tura social, permitió una determinada crianza, educa-
ción, profesión, trabajo y roles que desempeña Patricia.
He aquí la importancia del sector social de procedencia.
A partir de este relato, surge de manera clara la “fuerza”
que tienen los medios y modos de construcción social de
la realidad transmitida de generación en generación:
Yo termine el secundario y para profesión haba deter-
minado ser analista de sistema en ese tiempo era lo más
novedoso que haba y por cosas de la vida termine abando-
nando la facultad y termine el profesorado aen Caucete
estudiando maestra, lo mismo que fue mi madre un poco lo
que tena arraigado y conocido ejercdesde los 22 años
de edad Patricia
Entonces el posicionamiento, el reconocimiento social, y
la profesión laboral, sustentan desde “donde se mira” y
desde “donde se comprende” a sí misma claramente in-
corporada y establecida en el mundo de la vida. Desde
la expresión develada “arraigo” y “conocido” le permite
introducir las significaciones de las generaciones ante-
riores reproducidas para el desarrollo de su dinámica
social y cultural. Aquí, recuperando las líneas teóricas de
Giddens (1993), podemos decir que el ser social cumple
con una “agencia” en su ser y estar en la vida, pues posee
la capacidad de ser partícipe en su medio debido al desa-
rrollo constante de sus prácticas sociales. Según el autor,
no sólo se reproduce, sino que es quien interpreta y les
da significado a las reglas, normas que se concentran en
las estructuras sociales, es quien internaliza de manera
convincente para lograr hacer trascender las manifesta-
ciones de las estructuras objetivantes. El hecho de que
una persona sea reconocida más que solo un sujeto, so-
metido a las reglas impuestas o un mero reproductor de
las estructuras establecidas, produce también un cambio
en la denominación del mismo. Para esto, el agente lle-
ga a realizar y a desarrollar una conciencia, es decir “la
capacidad de racionalizar, relexionar y monitorear la
acción, así como orientarla por intenciones, propósitos o
motivos no se contradice con el hecho de que la misma
está fuertemente contextualizada en el espacio y en el
tiempo”. (Tenti Fanfani 2001, p. 28). Patricia es conscien-
te de lo recursos que puede utilizar, es decir este agente
no desborda a los reglamentos de su posición en los te-
rritorios y las dimensiones que lo componen, sus accio-
nes siguen siendo contenidas en ellas por lo que aclara
e “insiste en que este agente que, se supone “sabe lo que
hace”, no dispone de un saber acabado acerca de las cir-
cunstancias en las que se actúa. Sus acciones son recono-
cidas como parte integrante de esta dinámica social, no
se pierden como meras actitudes reproductivas vacías
de conocimiento, por lo que observamos que Patricia
responde a sus estructuras y decide su continuidad bajo
esos valores, normas y construcciones significativas. De
allí la importancia del relato que se constituye como el
medio para conocer la construcción del ser y hacer de la
entrevistada vinculada con su presente. Es posible ob-
servar el recuerdo sustentado en el aprendizaje personal,
de la construcción transmitida desde su familia cuando
Patricia menciona que desde siempre el trabajo y la fa-
milia fueron base fundamental de su trayectoria de vida,
comentando lo siguiente:
Trabajé siempre de maestra durante un buen tiempo en
la primaria como mi mamáel trabajo es dignidad y en mi
familia siempre nos enseñaron a esforzarnos y a trabajar
Patricia
A partir de lo expuesto, se observa la existencia de un
posicionamiento personal y social, coincidente con el
proceso de su constitución social dentro de un territorio
particular donde habita y desde donde se relaciona con lo
descrito anteriormente.
Estas diversas condiciones que atraviesan al ser social no
tiende a existir de manera igualitaria y equitativa, sino
que otras realidades se distancian de la noción personal
de posicionamiento de Patricia en la estructura social. El
acceso a los bienes socialmente escasos le brinda la po-
sibilidad de “elegir” y es desde allí desde donde se com-
prende a sí misma y a la otredad cuando dice:
yo no podra vivir de planes yo no podra Todo bien pero
yo no podra Patricia
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TRAMAS SOCIALES • N° 05 | ISSN: 2683-8095
113González - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
He aquí la mirada sobre un o una “otra” desde su propia
condición de clase, ubicación en territorio y en la estruc-
tura social, dejándose ver un “yo” de un “ellos” que dis-
tancia entre lo que sí puede hacer ella y que no.
Subcategoría A.2. Estar “afuera”
La enunciación que corresponde con el “afuera” da cuen-
ta del lugar social que ocupa Renzo en el territorio y en
la estructura social. Las experiencias que a continuación
se manifiestan se han llevado a cabo en un lugar donde
la elección por cumplir con los patrones de normalidad
establecidos socialmente no pudo llevarse a cabo. Así es
como Renzo manifiesta:
Nacen San Juan me cricon mi mamá y a los 10 años
12 ya sal a trabajar  Llegue a los 14 años y entre a una
lomoteca a trabajar con mi hermano, nos pusieron a tra-
bajar en una lomoteca Renzo
Situación esta última que devela la clase social de per-
tenencia y las formas y maneras de transitar su niñez y
adolescencia en un territorio no hospitalario. Lo que se
corresponderá con su trayectoria escolar pues:
Iba a la escuela de primero hasta quinto, a partir de quin-
to ya despus me maneje yo Renzo
Esta experiencia debe ser comprendida, según nues-
tra interpretación, teniendo en cuenta algunos factores
socio-políticos y económicos que se llevaron a cabo en
territorio nacional y también provincial, en los últimos
treinta años, y que son parte constitutiva de las realida-
des que hoy atraviesan a Renzo. Estas últimas se corres-
ponden con las políticas neoliberales implementadas en
la década del 90, lasque trajeron aparejado una grave
crisis económica-social expresadas en las privatizacio-
nes de las empresas del Estado y cierre de otras de índole
nacional pero privadas, leyes de lexibilización laboral,
desregulación de la economía. El Estado “abandona” sus
funciones de promoción e integración social, reorien-
ta su acción contribuyendo a la definición de ganado-
res y perdedores a través de una firme intervención en
la fijación del tipo de cambio, tasas de interés y política
tributaria, bombeando ingresos en beneficio del sector
financiero. (Vilas, 1998, p.3). Las consecuencias inmedia-
tas de la aplicación de estas medidas se relejaron en el
deterioro de las condiciones de empleo tales como la des-
ocupación, precarización laboral, ajuste salarial, reduc-
ción del poder adquisitivo, protestas sindicales, etc. Esta
situación forma parte de un conjunto de consecuencias
sociales visibles que hasta hoy resultan de la aplicación
de políticas de ajuste promovidas por los organismos in-
ternacionales de crédito.
El proceso de empobrecimiento de la población argentina
llevó a vivir situaciones de exclusión y expulsión social lo
que puso en evidencia que parte de los y las argentinos/
as ingresaran a un estado de “estar afuera” en territorios
agrestes, no hospitalarios que condicionaron el “trayec-
to” de la vida de la familia de Renzo. De allí que este se
encuentre “sujetado” a condiciones de trabajo informal,
no registrado y bajo diversas vulnerabilidades sociales
y económicas. Desde su relato es posible comprender
que sus posibilidades económicas, laborales, familiares
y su educación, no estaría constituida de manera sólida
como es el caso de Patricia, sino que carece de una con-
formación de estructura normativa legal, en cuanto a la
estructura organizativa vincular primaria (familia), el
Imagen N°3: Jóvenes lavacoches en las calles
de San Juan
Fuente: Foto original de trabajo en territorio.
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114González - Jaime - Quiles |La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
trabajo y su vivenciar dentro de las coordenadas témpo-
ro-espacial. El ser y hacer de Renzo en los territorios por
los cuales transita su vida cotidiana actualmente, pare-
ce “pesar” en su corporeidad, tensando el avanzar pues
expresa que sus condiciones de vida nos son las que le
proveen calidad a esta, sino que debe “remarla” para so-
brevivir en la sociedad. Esto último se asocia a un esfuer-
zo permanente para hacer y que es vivido como un acto
bélico, una guerra pues debe permanecer en la “lucha”
con adversarios que no identifica con nombres y apelli-
dos, sino que se refiere a ellos/ellas de manera general.
He aquí una manera de situarse en territorio donde “no
se ve” al enemigo, sino que se lo percibe; es una otredad
que no tiene forma, no tiene color, pero está ahí:
y hay que remarla viste Si no lo haces no vivsqu
siempre estás en lucha con todo La vida que me tocó y soy
fuerte no queda otra Hay que comer Renzo
Expresión esta última que se remite específicamente a
“mantener” la corporeidad a través de la alimentación,
aquí el cuerpo es un instrumento de trabajo lo que per-
mite estar y ser desde un territorio construido por otros/
as y el cual se territorializa desde las condiciones de vul-
nerabilidad como sujeto periférico, al borde del mundo
de las posibilidades pues
y aqu los vecinos se quejan viste porque estamos aqu
No jodemos a nadie, pero parece que molestamos no somos
delincuentes, solo queremos trabajar como cualquier per-
sonaviste Renzo
Renzo desde su forma de estar y ser en la vía pública ge-
nera “incomodidad” porque no se corresponde al paisaje
natural del lugar generando enojo y miedo. Esto último
lo vuelve sujeto abyecto ya que su corporeidad vestida
con determinada ropa, sus movimientos ligeros y su in-
sistencia a limpiar los parabrisas lo presenta como un
otro que no está en las lógicas de la territorialización
de quienes viven o transitan cotidianamente en la zona,
pues esta última es distinguida por ubicarse en ella par-
te de la clase media de la provincia. Su presencia como
“otro” diferente lo vuelve objeto de rechazo.
La corporeidad y la subjetividad de Patricia y Renzo se
ubican en territorios diferentes, los cuales poseen corres-
pondencia con el origen social de procedencia de éstos.
Estar desde una corporeidad implica aprender modos de
ser y hacer que “tallan” la vida cotidiana en un tiempo y
espacio social en territorio hospitalario y no hospitalario
según la ubicación en la estructura social en que se está.
Categoría B. Estructura organizativa vincular pri-
maria
Esta categoría se refiere a la estructura que toma forma
de acuerdo al entrelazamiento de las/los sujetos en torno
a sentidos de pertenencia, valores, creencias, emociones
lo que conforma una red de contención en todos los ám-
bitos posibles. Es la familia quien provee de existencia y
persistencia de las/los sujetos en un territorio habitable
o no, condición esta que está en relación al lugar que se
ocupa en la estructura social.
En la concepción de familia, de acuerdo a los entrevista-
dos, encontramos dos concepciones de la misma; una de
tipo tradicional cuyo orden es prescrito y una que rompe
con este. La primera hace referencia a que la constitu-
ción organizativa es formal pues está contemplada por
el cumplimiento de la unión conyugal por matrimonio,
cuya esencia son las normas legales. Desde dicha noción
permite identificar la distribución en el cumplimiento de
roles y cualquier falta con la regla establecida es conside-
rada no funcional. El segundo tipo de familia hace refe-
rencia a una conformación vincular sin ningún tipo de
norma legal que la sustente, como por ejemplo la unión
conyugal como conviviente.
Subcategoría B.1.Estructura organizativa vincular
primaria prescripta
En el relato de Patricia se observa su “acuerdo” con res-
pecto a la conformación que “logró” de su familia pues
cumple con lo establecido como “normal y esperable” ya
que está prescripto con sustento legal.
 los 24 años me caso legalmente gracias a Dios y for-
mamos una familia de la cual tengo dos hermosos hijos,
mi hija ya recibida de una profesión hermosa profesora
en Ciencias de la Educación y tambin un hijo  l tiene
una discapacidad no ha podido seguir estudiando, un niño
muy bueno pero bueno le cuesta tiene sndrome de Cohen
no presenta el síndrome completo, pero en el análisis gené-
tico sale que  lo padece Patricia
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115Gonlez - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
Esta concepción se enmarca en un reconocimiento de
índole valorativo, propio de un sistema de pautas, creen-
cias y normas sociales aprendidas en el territorio cons-
truido socialmente y en el cual habita Patricia. A través
de las expresiones podemos comprender que la prescrip-
ción de casarse trae como consecuencia la conformación
extensiva de la familia, mandato que antecede a la en-
trevistada y le garantiza estar “dentro de” dinámica de la
estructura social. Entonces la organización vincular para
Patricia es la dimensión que posibilita todo logro o éxito
en la vida diaria. La misma a su vez funciona como una
institución que garantiza el acceso y desarrollo de bienes
culturales, sociales y económicos.
Asimismo, desde lo señalado por Berstein (1995), el fun-
cionamiento del vínculo es imprescindible para muchas
constituciones familiares, y plantea que “todo sujeto es y
existe vinculado, no existe el sujeto separado y verlo así
es resultado de la percepción consciente. El vínculo no
pasa por la percepción, es del orden de la representación”
(p. 239), situación que se vuelve evidente con respecto a la
situación con su hijo cuando dice:
Con respecto a mi hijo, gracias al esfuerzo de toda la
familia, hizo que fuera superándose, hemos logrado que
pueda superarse, tiene la escolaridad completa terminó su
secundario siempre con DAI, posteriormente lo inscribí en
una escuela de capacitación laboral hizo un año en opera-
dor en PClo hizo sólo l muy feliz con su progreso as
que bueno feliz con mis dos hijos con sus logros Patricia
Entonces la filiación es una dimensión necesaria para res-
ponder a la estructura social legitimada, es un elemento
primordial para el desarrollo de la dinámica social, el que
es construido en territorios provistos de las significacio-
nes que envuelven la cotidianeidad. La familia, desde la
concepción de Patricia, es una construcción social que
está bajo el amparo de lo establecido en dicha sociedad
como “normal” y lógico, ya que ésta asegura la conserva-
ción y reproducción de valores que permanecen de gene-
ración en generación. He aquí desde donde Patricia se si-
a con una particularidad de ser y estar en la estructura
social “en contraste” con otros/as que no “cumplen” con lo
que ella supone establecido y necesario cumplir.
Desde este orden construido entiende, fundamenta y
justifica su realidad objetiva, la que le acontece en el te-
rritorio en el que nace y aprende a cumplir con lo esta-
blecido. Este aprendizaje le “garantiza estar dentro de,
estar integrada a los parámetros normales pues cumple
con lo que su sector social, su familia, la sociedad de su
tiempo y lugar la “demanda”. Esto se observa a través de
la connotación específica y de manera enfática cuando
dice:
Soy casada por civil y la iglesiagracias a Dios y tengo
una familia con dos hermosos hijos Patricia
Aquí Patricia manifiesta “lo bien” que proyectó en su
vida, obserndose una construcción de sí misma con
respecto a otros/as sujetos que no cumplen con lo pres-
cripto como ella, lo que se manifiesta cuando sostiene
que:
Para andar bien en la vida vos debes cumplir con lo que
la sociedad te enseña bien y quienes no lo cumplen valla
a saber porque bueno sus consecuencias tendrán Patri-
cia).
He aquí donde Patricia se “distingue” de otros/as sujetos
que no “cumplen” con lo prescripto y anuncia la conse-
cuencia de ello que es “estar afuera” del orden moral y so-
cial que asegura bienestar personal y el éxito en distintos
ámbitos de la vida junto a su familia.
Subcategoría B.2. Estructura vincular primaria no
prescripta
Con esta categoría pretendemos hacer referencia a la
conformación de la organización vincular no prescripta
pues “rompe” con lo establecido como normal y espera-
ble por parte de la sociedad pues la realidad de Renzo se
construye de manera diferente al orden al que responde
Patricia. Esto se explicita en lo siguiente:
Encontr una chica igual a m y ah ya me fui a vivir con
ella en esa remada ya tena 18 años ya estaba traba-
jando ya tena mis cosas tena mi cama todas las cosas
para la casa Renzo
El relato de Renzo nos permite comprender que el matri-
monio no necesariamente, para él, se constituye en una
norma a cumplir pues su realidad en territorio y lugar en
la estructura social no se lo exige y tampoco le asegura
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116González - Jaime - Quiles | La palabra de la otredad en primera persona
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mejorar su condición de sujeto periférico en territorio
vulnerable. Esto se refuerza cuando manifiesta que a su
compañera de vida la “encontró” pues es una “otra” que
estaba ahí, perdida en un territorio en el cual se compar-
ten “cercanías” de clase, de corporeidad, subjetividades,
vivencias en general. Situación esta última que no re-
quiere necesariamente casarse y así la norma legal “pesa”
menos que lo afectivo y vivencial. Esto se observa cuando
expresa:
yo tengo mi familia y es solo mi mamáElla es todo no
tengo másElla me alcanzaYo encontr una chica Ren-
zo).
Esta estructura familiar fue parte de la construcción de
su mirada sobre la realidad desde la niñez, lo que llevó a
que no “sintiera” la presión de la prescripción social de
establecer un vínculo conyugal legal. No obstante, esta
vivencia familiar no determinó que Renzo, en la actua-
lidad, haya construido un vínculo familiar con su pareja
y las/los hijos/as de ésta. Se advierte aquí la importancia
de los vínculos, de la filiación para encarar la vida, pro-
ponerse proyectos y sobre todo el sostén desde un núcleo
familiar manifestando que:
Esa chica me llepor un buen camino y gracias a dios
ahora estoy viviendo con ella  ella tiene unos hijos yo se
los crió  el buen camino por ejemplo llevarme a donde
no robar hacer las cosas bien Renzo
La familia de mi compañera me quiere una banda, nos
van nos visitan Ellos son como yo vivimos lo mismo vis-
te Nos entendemos Renzo
He aquí la importancia de “estar” y compartir “mínimas
distancias entre quienes se vinculan a través de lo fami-
liar en su territorio ya que se vuelve posible el reconoci-
miento de ‘ese otro/a que no es “tan” diferente.
A partir de los decires de ambos entrevistado/a podemos
inferir que el vínculo filial, construyen concepciones de
sí mismo/a y de otros/as que tiene una importante signi-
ficación pues cada cual “se sitúa” en su territorio y desde
allí con la estructura social. De esta manera podemos
comprender a la relación familiar como una construc-
ción que lleva en sí un “agregado” objetivo y subjetivo
de otros/as; dado que los lugares y el significado de és-
tos últimos, van a depender del vínculo de parentesco y
el lugar que ocupa cada cual. Esto hace alusión a que el
sujeto y el vínculo están estrechamente relacionados por
lo que uno sin el otro no existiría. Asimismo, sujeto-vín-
culo-territorio y otro/a se van retroalimentando en una
organización abierta y compleja que genera constantes
emergencias e intercambios, lo que inluye en la corpo-
reidad y la subjetividad.
Categoría C: La corporeidad y la concepción del
otro
Esta categoría tiene sentido esencialmente en los esté-
tico e instrumental por el cual se busca reconocimiento
social, pues el cuerpo significa la pertenencia a una cla-
se que así lo exige como símbolo de status, de imagen y
forma, que se “amolda” a los consumos y exigencias de
una clase que asegura la pertenencia o no. Esto “marca”
la diferencia frente a un otro/a pues se responde o no a
los modelos y estándares establecidos como normales y
que permiten “estar” dentro o fuera del orden social que
asegura habitabilidad en los territorios en relación a la
estructura social. La corporeidad objetiva la pertenencia
Imagen N°4: Jóvenes lavacoches con sus
herramientas de trabajo reunidos en la plaza
Fuente: Foto original de trabajo en territorio.
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117Gonlez - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
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a un territorio, pues devela el “traje” que se viste en un
tiempo y espacio determinado.
El cuerpo adquiere un doble sentido para nuestro traba-
jo. Por una parte, como símbolo de estatus, de jerarquía,
de clase y como instrumento de producción y reproduc-
ción de las condiciones de existencia, por otro. A par-
tir de lo cual se elaboraron dos sub-categorías, estética
como manifestación de clase observado en Patricia e Ins-
trumentalización del cuerpo en el relato de Renzo.
Subcategoría C.1. Estética como manifestación de
clase
Con esta categoría nos referimos a que el ser humano
es entendido como una totalidad que se expresa a tra-
vés del cuerpo y su tratamiento social. El primero es la
“presentación” hacia los demás pues en él se encuentran
los significados sociales sobre sí mismo/a y desde allí la
distinción de “otros y otras” lo cual es acordado tácita o
explícitamente respondiendo a patrones que otorgan es-
tatus, prestigio y reconocimiento social. Esto se observa
cuando Patricia dice:
Reconocerme que soy un humano que necesita y bueno
lo hice gracias a Dios me fue muy bien baj aproximada-
mente 50 kilos y eso me ayudó mucho me abrla cabeza
el cambio fue bastante importante para m y bueno algu-
nas cosas se aceptaron otras no Patricia)
Se infiere de lo relatado lo importante y necesario que es
para la entrevistada lograr alcanzar un reconocimiento
social a partir de lo corporal, para lo cual transforma su
cuerpo, lo intervienen desde la exterioridad colocando
un bypass para estar en línea y así responder a los pa-
trones preestablecidos socialmente. Así es como se toma
la decisión de avanzar sobre sí para estar “adentro” de
un territorio lo mejor posible y así no quedar afuera, sin
forma (amorfo), confinado a la periferia. Entonces
La apertura se dio porque antes yo no salasiempre en-
cerrada, siempre de negro toda mi ropa de negro, nada
de colorno sala y si sala era al trabajo o a algún evento
familiar siempre era porque no tengo ganas o estoy cansa-
da Patricia
La corporeidad hoy, definida como “bien” socialmente
para Patricia es quien vuelve “amena” la estadía en te-
rritorio pues se “está” como se pide, como se muestra en
la TV, en las redes, en las revistas. El cuerpo entonces
“suma” a las otras dimensiones constitutivas de su ser
como lo es la clase, la familia, el lugar lo que no se disfru-
taba por poseer un cuerpo fuera del estereotipo para el
modelaje. Desde este nuevo “ser y estar” Patricia enuncia
la intención de establecer nuevas relaciones las que antes
eran limitadas.
Era como una costumbre aceptar que siempre iba a ser
gorda y que no poda ir a bueno el cambio implicó cosas
ir a lugares, hacer nuevos amigos, estar en contacto con
otras personas a las de siempre Patricia)
La aceptación de Patricia se corresponde al territorio de
su clase, pues lo corporal se vuelve símbolo de condicio-
nes materiales de existencias y ese es el sentido que ad-
quiere el cuerpo para nuestra entrevistada, busca desde
lo corporal el reconocimiento social. Esto es visto como
posible pues su cuerpo se corresponde con su estado
emocional para permitirse vivir como cree que otras cor-
poreidades lo hacen y que ahora ella lo puede hacer, tie-
ne el permiso porque se está en orden con lo establecido
Imagen N°5: Mujer frente a su imagen
Fuente: banco de imágenes libres pixabay https://
pixabay.com/es/photos/smartphone-rostro-mu-
jer-ni%C3%B1a-ojos-1618909/
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118González - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
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como normal. Estar dentro de los “modelos” establecidos
como mujer le permite “transitar” la vida cotidiana con
nuevos colores en su vestimenta, incluir maquillajes y
otros tipos de cuidados que sostienen el sentido social
de belleza. Patricia a través de este proceso, se permite
entrar en la dinámica de desterritorialización para luego
re-significar su objetividad y subjetividad y así recons-
truir su vida desde la re-territorialización manifestándo-
se como una “nueva mujer”.
yo ahora visto como quiero soy otra estoy bien uso mi-
nifaldas, muchos colores, jardineras, cosa que antes no lo
pensaba Patricia
Subcategoría C.2. Instrumentalización del cuerpo
Los brazos, manos y piernas se han subsumido, se han
transformado en medios de producción teniendo por
“obligación” generar ingresos para continuar estando y
siendo como un sujeto periférico, condición esta última,
por el espacio cultural que se hizo “sin permiso. Renzo
nos relata lo siguiente:
Esquivar las cosas que ves  por ejemplo usted va cru-
zando y ve una bicicleta Renzo
He señorita con todo el respeto se lo limpiamos te dicen
que no pum ah le hacemos el corazoncito Renzo
O gente que te saca la mano por el vidrio y te dicen toma
no me lo limpies y te dan un billete Renzo
Te dan un billete expresión que maniesta la ubicación
en un territorio vulnerable donde se observa la relación
con otroa que está en un territorio diferente por eso da
porque su lugar en territorio, en la estructura social se lo
permite Marginación y exclusión maniesta su corporei-
dad al momento de recibirRenzo
Te tratan bien no te insultan  la tenes que dejar y para
que no se enoje se lo limpias y te dicen no nono   yo
hago las cosas a mi manera no molesto a nadie Renzo
No pelear no hacer juegos que nada que ver Renzo
Para nuestro entrevistado su cuerpo es un medio de tra-
bajo, correr entre los autos, cargar agua, evitar los acci-
dentes, controlar el tiempo del semáforo, lo absorbe físi-
ca y mentalmente.
Su cuerpo se extiende y busca precisión entre los espacios
al ritmo del tráfico vertiginoso de la mañana. Debe poner
de manifiesto todos sus sentidos frente a las miradas, los
gestos negativos desde el interior de los autos, a quienes
se les “opone” con una sonrisa, una frase, un dibujo en
el vidrio. Inventiva y creatividad en acción, el cuerpo se
transforma en un mecanismo ajustado en tiempo y espa-
cio al lujo de la vida cotidiana que le toco vivir” y que, a
veces; lo presenta como sujeto abyecto.
Imagen N°4: Joven lavacoches nalizando su
jornada laboral
Fuente: original de trabajo en territorio. Noviem-
bre 2020
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TRAMAS SOCIALES • N° 05 | ISSN: 2683-8095
119González - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
5. Relexiones finales
De acuerdo al “recorrido” en las formas de estar en te-
rritorio de una mujer docente de 52 años y un joven lim-
pia parabrisas de 24 años en la provincia de San Juan,
territorio diverso y adverso si los hay, es que podemos
explicitar, desde éstas otredades, algunas re lexiones de
acuerdo al relato en primera persona de nuestros entre-
vistados:
El y la sujeto que fueron entrevistados/as, expresaron a
través de sus vivencias la construcción de sus realidades
y el lugar que ocupan en el mundo de la vida. Patricia y
Renzo, transitan sus vidas bajo un contexto socioeconó-
mico, cultural y educativo diferente, lo cual constituye es-
tructuras de pensamientos donde se forma el entramado
de ideas que representan la mirada hacia el otro y la otra.
La familia es una dimensión primaria como eje central
para el sentido de su existencia, pero también la corpo-
reidad emergió como elemento para posibilitar el acceso
y desarrollo y así habitar y ocupar mejores lugares en el
mundo de la vida.
La realidad es una construcción social de la que partici-
pan, según el territorio en el cual los/as sujetos habitan
“estando, siendo”; situación está que se corresponde con
una historia de vida la cual se encuentra “atravesada” por
otredades que establecen normalidad o anormalidad de
acuerdo a los patrones establecidos en lo estético, lo mo-
ral e instrumental.
La corporeidad manifiesta el sentido que tiene la “forma
y manera” de estar en territorio el cual se corresponde
con el lugar de la estructura social. Entonces el cuerpo
como soporte vitaltiene un papel protagónico en el es-
cenario social de la vida cotidiana, en él se reconoce los
“mandatos” preestablecidos que se “ajustan” a patrones,
lo que equivale a decir, que lo social se encarna en lo cor-
poral. Consideramos aquí la amplitud dimensional que
adquiere lo corporal en tanto que éste se expresa también
a través de la palabra, se manifiesta la subjetividad que
denota, adjetiva e interpela a otros/as; lo refiere, identifi-
ca, le da identidad y entidad.
El cuerpo es expresión del territorio que se habita, en el
cual se está por decisión propia o por circunstancias que
no permitieron elegir estar ahí. Por ello el cuerpo se cons-
truye socialmente y se convierte en referente para otros/
as y al mismo tiempo “coloca” a las/los sujetos frente a
un espejo más amplio, el social, quien “contornea” for-
mas de “estar” adentro o afuera no sólo desde una figura
estética sino desde un “ser” quien contiene la dimensión
subjetiva de sentir parte o no. De allí que la propia ima-
gen frente al otro/a que, a veces, es también un/a corpo-
reidad idílica, se convierte en un modelo al cual se debe
“copiar” en busca del reconocimiento social en territorios
diversos, aunque no se esté en ellos. Esto asegura que la
reciprocidad con los otros, donde se define quien es un
yo o un nosotros y un/a otro/a.
La corporeidad es la expresión objetiva de quien “se es
en la interioridad, de allí la importancia de que ésta se
corresponda con lo establecido, como lo normal, y coin-
cidente con los patrones socio-culturales quienes permi-
ten la calificación de aquellos/as que están en territorio
como un sujeto periférico, abyecto y quiénes no.
El cuerpo da entidad, presencia física y referencia simbó-
lica; nos provee de existencia, nos otorga libertad en tan-
to quesomos sujetos arrojados al mundo (Carrillo, 2017,
p. 42). Así el cuerpo se manifiesta en una trama de sen-
tido y significados que lo complejizan para entenderlo
en su ser y estar. Vale decir, es materia simbólica, objeto
de representación y producto de imaginarios colectivos
que construyen una corporeidad bella, linda, buena, fea
o mala. El cuerpo es una experiencia subjetiva y al mis-
mo tiempo entidad objetivante pues el cuerpo deja de ser
exclusivo de quien lo porta para comenzar a tener sig-
nificado también para quien lo observa. En este punto,
podemos pensar el cuerpo humano como portador de
significados sociales, tácitamente acordados. Así lo ex-
presa nuestra entrevistada:
-“El cambio fue muy abrupto al adelgazar tanto el espe-
jo me devolvía otra cosa, la gente misma me veía, como
que tena un cuerpo yo era alguien pero a la vista del otro
pero después de haber bajado tantos kilos, antes era como
una sombra, empecé a usar ropa de color, atreverme a una
minifalda, empezar a querer salir, caminar, hacer ejerci-
cio que ya no me costaba como antes entrar a un negocio y
ver que me quedaba bien y no como antes que no haba con
que vestirse y eso hizo que el otro notara que yo exista”.
(Patricia)
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TRAMAS SOCIALES • N° 05 | ISSN: 2683-8095
120González - Jaime - Quiles | “La palabra de la otredad en primera persona
ARTÍCULOS JÓVENES
La corporeidad se construye, se presenta como espejo de
lo social, “se trata de signos diseminados de la apariencia
que fácilmente pueden convertirse en índices dispuestos
para orientar la mirada del otro o para ser clasificado,
sin que uno lo quiera, bajo determinada marca moral o
social” (Le Breton, 2002, p. 81). He aquí la importancia
de interpelar la mirada “natural” que se hace de la cor-
poreidad en territorio social a fin de poder construir un
nuevo “traje, más amplio, más ceñido, más rústico, más
conservador, con más o menos colores y así dejar de “ves-
tir [a las otredades con] el traje de la maldad gratuita-
mente” (Valko, 2010, p. 42) y dejar atrás la discriminación
y el racismo quienes parecen volverse impunes, comunes
y naturales hoy.
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