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Henríquez
TRAMAS SOCIALES | Nº 01 | Año 01 | ISSN 2683-8095
134-137
El libro se estructura en una introducción, cuatro partes
(con sus correspondientes capítulos) y unas breves
conclusiones nales.
La Introducción da cuenta de las características que
ha asumido en las últimas cuatro décadas la relación
territorio y desarrollo haciendo referencia, por un
lado, a los procesos desencadenados por la crisis del
petróleo en los países centrales desarrollados (crisis
que dará n a lo que Hobsbawn denominó la edad de
oro del capitalismo) y, por otro lado, a los procesos que
puso en marcha la recuperación de la democracia en la
América Latina tras un periodo de dictaduras militares.
Procesos todos que van a cuestionar ya las bases del
desarrollo industrial en el marco de la construcción y
reconstrucción de la Europa de posguerra, ya la ayuda
para el desarrollo, institucionalizada con la Alianza para
el Progreso en los países del denominado Tercer mundo.
Estos cuestionamientos, junto a las demandas de las
sociedades, van a conuir en una manera novedosa de
pensar el desarrollo que reivindicará las tendencias a la
descentralización, la valoración de la iniciativa local y la
participación ciudadana. Esta introducción, que expone
los procesos que hacen posible pensar en el desarrollo
local, da el pie a la primera parte.
La primera parte (capítulos I a VI) tiene como objetivo
fundamentar la noción de desarrollo local territorial
que se propone. Para ello los autores presentan las
distintas fuentes de las que abrevan al tiempo que
sientan posiciones. Se trabajan aquí contenidos sobre
el desarrollo: su génesis y evolución, relatos y otras
aproximaciones a la noción; sociedad local y desarrollo
territorial, globalidad y proximidades como propiedades
del territorio. En los distintos capítulos, el territorio
(entendido como “lugar” habitado por los seres
humanos) se presenta como “escena” de los procesos
de desarrollo y, desde esta mirada, se busca reconocer
las condiciones que hacen que un territorio subnacional
pueda considerarse una “sociedad local” (entendida
como un sistema de acción sobre un territorio físico
limitado, capaz de producir valores comunes y bienes
localmente gestionados), con capacidad de iniciativa
y generación de medios innovadores. Pero también, al
abordar otras aproximaciones a la noción de desarrollo,
es posible identicar contribuciones novedosas
realizadas en los últimos años por quienes revisan
críticamente el concepto, contribuciones aplicables al
diseño e implementación de las políticas públicas y las
modalidades de gestión de las mismas en los diferentes
niveles territoriales.
La segunda parte (capítulos VII a X) se ocupa de los
actores y sus lógicas de acción, complejizando el análisis
desarrollado en la primera parte. Este apartado es
central en la formulación del argumento global puesto
que los actores territoriales y la lógica que imprimen
a sus acciones interesan en tanto se traducen en
expresiones institucionales que limitan o favorecen el
desarrollo territorial.
Para ello se dene lo que se considera un “actor local
territorial” o, “actor/agente de desarrollo local” para
identicar, a continuación, los actores presentes en el
territorio y sus lógicas. Para cerrar, en el capítulo X (el
último de esta segunda parte) con la construcción de
una tipología de acciones locales sobre el territorio.
Como corolario, se trabaja la noción de “articulación de
actores” la cual resume, de alguna manera, la “reexión
práctica” de los autores sobre el tema.
La tercera parte (capítulos XI a XV) se enfoca en el análisis
de las políticas que inciden en el nivel territorial, esto es,
en las sociedades locales. Se trabaja sobre las políticas
de formación, las políticas sociales, la política ambiental
y el desafío de las políticas de descentralización, en
contextos institucionales e históricos, signados por la
centralización político administrativa. En este sentido,
los autores consideran central el ámbito de las políticas
públicas a la hora de pensar proyectos de desarrollo
local, al tiempo que ponen en evidencia la complejidad
que supone esta manera de pensar el desarrollo, forma
que desafía las lógicas estatales predominantes, las
maneras que asume el desarrollo económico imperante,
las características de los proyectos políticos y la relación
con el ambiente, proponiendo alternativas a cada una
de ellas.