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TRAZOS
AÑO II - VOL II
DICIEMBRE 2018
ISSN 2591-3050
Entonces, una vez que empezamos a
trabajar, Esther me dijo: “mirá yo te
podré dar, a lo sumo, una entrevista,
porque no estoy trabajando, todavía
estoy en un duelo por la muerte de mi
hija y me jubilaron de la maestría que
yo misma construí en Lanús”. Era el
último trabajo que le quedaba, y
bueno, en ese momento, le dije: “no
importa, hagamos lo que vos quieras”.
Nos empezamos a encontrar, charla-
mos y vimos qué onda. Entonces, ahí
empezó ya la cuestión más del trabajo
concreto de empezar a armar una
película, que eso tuvo una primer
etapa de charlas. Empezamos a fines
del año 2015, la época de navidad, o la
última semana, y más o menos hasta
febrero -fines de febrero-, fueron algo
más de dos meses. Casi tres de char-
lar nomás, así, dos o tres encuentros
por semana, a veces cuatro, donde
empecé a escucharla en profundidad
y que me contara cosas. Yo tomaba
notas, y además grababa. Y de algún
modo también empecé a pensar que
ya en ese momento, cuando nosotros
ya estábamos haciendo esta parte del
trabajo, me enteré un poco más de su
vida. Empecé a darme cuenta que lo
que necesitaba también era que se
agotara, llegar a un lugar de agota-
miento, esta idea, no se si es una
idea… cómo funciona en el pensa-
miento filosófico, seguramente vos
conocerás autores -o qué sé yo-. En el
Cine, en la actuación también (por lo
menos en la actuación que a mí más
me gusta), hay una idea, en donde a
partir del agotamiento físico y mental
es donde aparece algo más interesan-
te. No sabría cómo pensarlo en térmi-
nos filosóficos, pero cuando Esther
empezó a querer filmar -a querer…- se
agotaba su historia en cuanto a hablar
de sus anécdotas. Ahí es donde ella,
de algún modo, decide hacer una
primera escena que es la escena más
impactante de la película, la cual
resulta ser la introducción que es
donde ella me cuenta por primera vez
algo que no había contado nunca.
Para mí, ahí, ya empezó a pasar algo
que era lo que a mí más me interesa-
ba. Y es que salimos del terreno del
discurso, y a partir del deseo de
Esther de filmar y el deseo de hacer
esta película que tanto teníamos los
dos, salimos de la Filosofía –académi-
ca-, del espacio discursivo, y empeza-
mos a entrar en un terreno más com-
plejo en cuanto al significado que es
esto de ver cómo los discursos, cómo
los relatos empiezan a abrirse. Empie-
zan a abrirse y ya no le pertenecen,
solamente, al terreno de la anécdota,
sino que empiezan a pertenecerles a
un terreno más insospechado de que
uno ya pierde las referencias de qué
es lo que pasó, por qué pasó, cómo
pasó, qué tiene que ver esto con lo
que pasa ahora. A partir de eso, empe-
zamos a armar la película. Y la Filoso-
fía y los conceptos empiezan a fluir en
un ámbito más incierto, ¿no es cierto?
La persona se abre con una complejidad