
por ello que en el país latino, por ejemplo, incumbiría superar tales ideales
completamente dañinos quehan caracterizado al sujeto colombiano convirtién-
dolo en un simple medio y no en un fin en sí, culminar esos ideales que le han
empañado por muchas décadas sería el principal objetivo para alcanzar una
estable paz.
Hasta el momento, el obstáculo fundamental que ha vencido toda intención
de llegar a una paz estable y duradera es la fuerza con la que se ha infundido la
guerra en Colombia, esa fuerza prestada al conflicto por parte de las organiza-
ciones involucradas en él es esa matriz que no ha permitido un verdadero trata-
do de la paz. Por ello, Kant cree que “esta facilidad parece hacer la guerra, unida
a la inclinación que hacia ella sienten los que tienen la fuerza, inclinación que
parece ingénita a la Naturaleza humana, es pues, el más poderoso obstáculo
para la paz” (Kant, 1998, 218). De acuerdo a esto, y lo planteado por Kant, la única
paz perpetua que se daría en Colombia sería la paz emanada de los sepulcros.
Por lo tanto, si el Estado colombiano y los grupos sentados en los diálogos de
paz y negociaciones, en este caso las FARC-EP y el ELN, si realmente quieren
alcanzar la paz deben olvidar esa matriz ideológica para combatir.
Si la guerra fue una condición del hombre, ésta solo le fue indispensable en
el Estado natural. Fue allí, en tal condición, donde el sujeto la empleaba con tal
de ser reconocido ante los otros. Solo hasta aquel período la guerra fue necesa-
ria, justificadamente, reinaba la irracionalidad donde no había tribunales
dispuestos a aplicar tanto el derecho civil como el derecho público. Si vivimos
en un Estado Social de Derecho debería ser menos plausible que existieran beli-
gerancias amenazantes. Es en el aniquilamiento del hombre, en los sepulcros,
donde habría una paz infinita, una paz perpetua, y no en un Estado de hombres
vivos. El exterminio de toda guerra se lograría con un tratado de paz, y en Colom-
bia es lo que se intenta, terminar con un conflicto de más de cinco décadas hos-
tigando al sujeto colombiano.
Las constituciones políticas instauradas por los Estados están organizadas
por leyes que ayudan a que dicho Estado funcione como una organización
social y humana, sin problemas que atenten contra su honra y la dignidad de los
hombres activos en él. En sí, estas normas tienen la intención de preservar la
vida y hacer de ésta un verdadero valor. Por ello, Kant entiende que en su “efecto,
las leyes en general contienen el fundamento de la necesidad practica objetiva
77
TRAZOS
AÑO II - VOL I
JULIO 2018
ISSN 2591-3050