
para nosotros, en un silencio ontológico y gnoseológico, en la gris noche del
desconocimiento. Pero la ausencia de lenguaje humano, el cual tiende a limitar
lo que es a lo conocido para sí, no implica la ausencia de lo lenguaje. A mí el ser
se me da tan claro y distinto cuando lo interrogo a él por él mismo: es darse
ante mí un absoluto-otro que me trasciende. Tan claro y distinto se me da el
dejar-ser de la expresión, de lo lenguaje. El ser se da y se deja como lo lenguaje.
Los entes hablan desde antiguo. Siempre algo fue, siempre algo es y siempre
algo será, porque siempre algo se dijo, siempre algo se dice y siempre algo se
dirá. No se da la nada como no se da el silencio. No hay censura en lo posible.
Las lenguas humanas no son más que una pequeña y modesta metáfora de la
lengua de lo ser9.
Pero, ¿por qué se da este pliegue en la piel de lo ser y lo lenguaje? ¿Cómo es
que, desde ellos mismos, se entienden como diferentes, como otros?10 Haré una
exposición breve de esto. Comenzaré citando a Jaspers, quien dice que “la razón
es… la voluntad de comunicación total. Desea conservar todo lo que se puede
expresar, todo lo que existe, todo lo que se acaba”11. El lenguaje humano aspira,
en su dimensión más general y occidental, a ser lenguaje racional12, el cual
quiere conservar todo lo que se le manifestó o manifiesta para que no perezca
en el desconocimiento (como si conocer-algo fuera hacer-existir). Salvo que
nada perece en lo ser, en el cual todo está como ser posible. Esto choca contra
la voluntad de la comunicación total de una razón finita, porque no es puro
lenguaje, sino lenguaje racional. Así, el lenguaje humano quiere comunicar para
sí el lenguaje de lo ser, de lo lenguaje, y pasa a convertirse en logos para ello. El
principal fruto al que aspira es el conocimiento. El lenguaje humano quiere
traducir el lenguaje de lo lenguaje a conocimiento. Aquí se distorsiona lo que es
lo lenguaje como lenguaje humano, aquí se da el pliegue de sí, cuando un
lenguaje pretende ser lo lenguaje en sus ansias de expresión total, si bien desde
lo lenguaje mismo, pero sólo desde una parte de él. Pero la expresión de lo
lenguaje no es el conocimiento, propio de la razón, sino el sentido, que no se
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TRAZOS
AÑO II - VOL I
JULIO 2018
ISSN 2591-3050
9Digo lo ser porque ya establezco la diferencia ontológica de ser y ente y por considerar que el artículo “el” es un determinante que nos lleva
hacia la determinación de lo predicado (así como cuando hablé de lo lenguaje para no decir “el lenguaje”, que lo cosifica y refiere a lo
humano). En otro trabajo inédito expongo como lo ser es dado como pura-posibilidad-total en su modo auténtico, es decir, como todo lo
que es, se da en su horizonte de pura posibilidad, de donde llega todo lo que aparece (por ejemplo: un cuadro redondo, aunque es un
absurdo e irrealizable, es-siendo-posible). Así, hay una doble dimensión metafórica del ser como cúpula de todo lo que hay. El ser respeta
todo, tolera en su seno lo totalmente-otro como el no-ser, saliéndose del principio de no contradicción, liberando a toda diferencia para ser,
mas también puede entenderse como un principio metafórico autoritario, teniendo que hacer que todo sea desde él, sin dejar posibilidad
fuera de sí, constriñendo a toda a diferencia a tener que asociarse-a-ser.
Ello implica aquí que lo ser es todo lenguaje posible, más allá de lo humano. De él, por un pliegue de sí, traemos a nuestro lenguaje aquello
que pretendemos como lo-otro-que-lenguaje-humano, salvo que en ese mismo instante lo convertimos en parte del lenguaje humano, ¿o
no? Cabe preguntarse: ¿seguimos diciendo lo mismo? ¿Nos lo apropiamos? ¿Lo traducimos? ¿Podemos devenir lenguaje-no-humano, es
decir, por ejemplo, lenguaje animal, vegetal, mineral, siendo que de ello formamos parte? ¿Podemos restablecer la pureza de estos lenguajes
que están mezclados con nuestra condición humana o estamos anclados en ésta? ¿Podemos entre los mismo lenguajes humanos devenir
diferentes? ¿Entre los mismos condicionamientos de ser-mujer y ser-varón, manteniendo aquí el binarismo, traducirnos? ¿Por qué lo
humano podría tener varios lenguajes?
10Lo aclararía con una mera metáfora: una misma piel toca otra parte de sí misma, y se entiende misma pero diferente, como, por ejemplo,
si con mi propia mano acaricio otra parte de mí: esa piel pertenece a esa piel, pero el tacto sabe tanto que es la misma como que es otra.
11Karl Jaspers, Filosofía de la existencia.
12Podríamos pensar más allá de ello el lenguaje estético o el ético como otro al lenguaje lógico, hasta pensar un lenguaje ilógico o irracional
o alógico o arracional.