
investigación” (Sampieri, 2006, 65), este debe ser un proceso de “revisión selec-
tiva, obteniendo solo las más importantes y recientes y las que además estén
directamente vinculadas con nuestro planteamiento del problema de investiga-
ción” (Sampieri, 2006, 65)
En este sentido, este escrito consta básicamente de tres apartados, a saber:
en primer lugar, se abarcarán los conceptos de alegría y tristeza desde Deleuze,
remitiéndonos necesariamente a Spinoza; seguidamente se hablará del Estado
como nuevo ídolo; y, finalmente, se abordará lo concerniente a cómo el Estado
arrebata al hombre de su alegría como fundamento de dominación y ejercicio
de poder sobre el mismo.
Por otra parte, en cuanto a los resultados arrojados, se mostró cómo el Estado
es un nuevo ídolo cuyo fin se asemeja al que se proponen el sacerdote, el tirano
y el esclavo; y, no solo se asemeja, sino que dentro de este confluyen las tres
figuras planteadas por Spinoza como las forjadoras de un modo de existencia
basado en la tristeza como afecto. Nietzsche en su libro, Así habló Zaratustra
(1891), plantea: “Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son
bebedores de venenos; Estado, al lugar, donde todos, buenos y malos, aseguran
su perdición. Estado, al lugar donde se llama «la vida» al lento suicidarse de
todos” (Nietzsche, 1891, 28). Y en efecto es lo que se observa en este texto, que
el estado ha sido constituido de tal manera que por un lado forja el remordi-
miento en el pueblo; y así mismo da la sensación de libertad y complacencia
falsa a los ciudadanos, envolviéndolos con una falsa alegría. Este obrar del
Estado se fundamenta en la disminución de potencia sobre otros cuerpos,
porque solo así obtiene el poder, porque es a través de la carencia, que el otro
adopta como modo de vida la tristeza, dejando de crear, sea un concepto, una
obra o un código, y se entrega como esclavo.
El Estado nace con la guerra, deja sin forma un pueblo y los moldea a su con-
veniencia, elimina cualquier rastro de pensamiento e impone nuevos códigos
para pensar, para vivir. Es errado pensar el Estado como un proceso evolutivo al
cual los pueblos primitivos llegan, pues en primer lugar siempre han existido
ambas cosas, y en segundo, tal concepción de Estado, es un pensamiento
impuesto por los aparatos de captura de los cuales este se sirve. En este contex-
to, el aparato de captura hace referencia al medio por el cual el Estado se orga-
niza para ejercer el poder. Es un sistema más complejo, porque se vale de la
figura del emperador (tirano) que a través de la guerra y el miedo se impone
frente al pueblo, pues un pueblo cuyo modo de vida es la tristeza, no lucha, se
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TRAZOS
AÑO II - VOL I
JULIO 2018
ISSN 2591-3050