TRAZOS - AÑO VI – VOL.I – JULIO 2022 - e-ISSN 2591-3050
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otorga un punto de apoyo que permite diferenciar el sueño de la realidad, la
ciencia de la magia, el ser de la apariencia, la sombra de la luz, poesía de razón,
realitysmo de realismo.
En cuanto a la Crítica y, atendiendo a lo expresado por Zambrano, el cues-
tionamiento platónico es a la poesía por ser aquella que distorsiona la realidad
al considerar como verdadero todo eso que el poeta alucina, porque si todo lo
que se dice es verdadero, es como si nada lo fuese. Entonces para que la razón
y la verdad sigan siendo, se tendrá que fundamentar la existencia del error, es
lo que Platón siente con claridad. La palabra poética funciona fuera de la razón
y del ser, según la condenación que el autor hace en La República, porque en la
poesía, razón y palabra no coinciden. ¿Cómo es posible que la palabra se desca-
rrié así de su sendero, para ir a parar en lo contrario de su propia esencia? Esto
es inconcebible, pues, el logos es universal, expresa la comunidad en lo huma-
no. El poeta usa la palabra para revelar algo que ocurre solo en él, lo individual
y esto es lo grave, porque al emplearla para manipular lo real, lo poético está al
margen de toda comunidad, está situada en lo inefable, en lo no verdadero y,
por ser irreal, es incapaz de esfuerzo alguno que transmita sanidad a la ciudad,
sino que la adormece. Estas son las razones por las que Platón los condena y
expulsa de la polis, por atentar contra la justicia, por ir en contra de la verdad
y lo real. El ateniense es leal a la máxima virtud que pregona para la sociedad
perfecta: la justicia. “La justicia no es sino el correlato del ser, en la vida huma-
na” (Zambrano, 1996, p. 29).
En este sentido Ferraris se suma a lo anterior al expresar: “el realismo es la
premisa de la crítica, mientras al irrealismo le es connatural la aquiescencia, la
fábula que se cuenta a los niños para que se duerman” (Ferraris, trad. en 2012, p.
30). Es sumamente importante atender a la proposición del autor italiano, pues-
to que el realismo que promete es una doctrina crítica en dos sentidos. El pri-
mero de ellos, el kantiano, al juzgar qué cosa es real y qué cosa no lo es, y como
segunda acepción, la marxista, de transformar lo que no es justo. Ferraris sos-
tiene “la justicia es indeconstructible” (Ferraris, trad. en 2012, p 65) porque hay
un mundo real cuyas leyes son indiferentes a nuestras voliciones y cogitaciones.
Entonces podemos armar que tanto para el lósofo italiano como para Platón,
desterrar al realitysmo y a la poesía respectivamente radica en considerar que
“el argumento decisivo para el realismo no es teórico sino moral” (Ferraris, trad.
en 2012, p. 65), porque no es posible imaginar un comportamiento moral en un
mundo sin hechos, o con innumerables interpretaciones o dominado por obje-
tos fabulísticos, tal y como ocurre en la sombría pared a la que los prisioneros
están atentos: en dicha caverna no hay educación, ni moral, ni justicia solo vi-
ven, al igual que los poetas, fuera y al margen de toda comunidad, nutridos de
apariencias, ilusiones que los engaña y no les permite ser críticos ante lo que